Horóscopo hoy: 02-02-07 HORÒSCOPO

02-02-07 HORÒSCOPO

ARIES.- Buen momento para revisar el pasado cercano. Esa persona, se percata de tus errores,pero prefiere pasarlos por alto. El panorama econòmico,empieza a mejorar. Busca ayuda antes de aproximarte a la polpitica.Hay ciertos peligros que es mejor,evitar.Juega al 021.

TAURO.- Poco a poco, se revela tu verdadero camino. Entrevista con importante pesonaje,cambiarà para mejor el rumbno de las cosas. No atiendas discusiones sobre temas polìticos o religiosos. Persona amafa apoya y comprende. Juega al 987 y al 392. Suerte.

GÈMINIS.- Fascinaciòn por determinada persona,condiciona encuentro sexual. Las complicaciones surgiràn despuès. Mejora situaciòn econòmica con mucho esfuerzo. Estre de los Viajes, brilla muy alto en Medio Cielo del signo. Failiares critican mucho y ayudan poco.

CÀNCER.- No malgastes tu tiempo en atender a esa persona.Sus intenciones no sonn nada positivas. Vuelve a tus estudios y afina tu record laboral.Pronto,lo necesitaràs. Busca conversaciòn con importante dama.Ella brindarà ayuida y recomendaciòn. No juegues hoy.

LEO.- Mala influencia de cierta persona, se va advirtiendo en ciertos acontecimientos. El mal karma tambièn se contagia. OPricura renivar tu cìrculo de amistades. Organiza grupos de venta y trata de aproximarte a negocios de metales. Usa algo amarillo y juega al 321 y al 009.

VIRGO..- Los detalles son para despuès.Ahora ,lo importante es saber lo que dice tu corazòn acerca de esa persona. Gran oportunidad laboral en horas de la tarde. Alguien necesita de tu ayuda minuciosa y puntual. Atiende a tus sueños y recibiràs gran mensaje. Juega al 856.

LIBRA.- Discute menos con la persona amada y engrandeceràs tu dicha. Crece intensidad de vida sexual. El presupuesto se estrecha, pero sòlo por una temporada. Pronto empezaràn a mejorar las cosas. Alguien desea hablarte de amor y sòlo espera una oportunidad. No juegues.

ESCORPIO.- Tu probado valor,es necesario para afrontar difìcil situaciòn familiar.Lo importante es no rendirse y empezar cada dìa con el entusiasmo a tope,tocando todas las puertas y poniendo en marcha las mejores ideas. Usa algo de color rojo y juega moderadamente al 543 y al 099.

SAGITARIO.- Estàs viviendo una grata ilusiòn. Pero el despertar no serà muy dulce que digamos.de todos modo...¿Quièn te quita lo bailado?. Centra tu pensamiento en asuntos comerciales. Trabaja la tierra y piensa en la crianza de animales. Asì ganaràs buen dinero.

CAPRICORNIO.- No te empeñes en reconstruir una relaicòn que mataste con tus actitudes. Mira hacia adelante y espera pronto progreso. Hay prsonas que han renunciado a la posibilidad de perdonar,pues dicen que ese dominio sòlo pertenece a Dios. Olvìdate de ellas. No juegues.

ACUARIO.- Las novedades invaden tu horizonte y son de todo tipo. Imponente personalidad aparece en tu plano amoroso.Quizàs no sea el gran amor,pero podrìa ser una dulce aventura. Trata de hablar claramente en asuntos de dinero. Hay riesgo de fraude en tu contra. No juegues.

PISCIS.- Es mejor mantener un alto nivel de romanticismo si quieres conservar ese amor. Pronto,comprenderàs cuanto vale esa persona. La fidelidad es un tesoro.Aprèciala. En los asuntos de negocios, es muy importante cumplir la palabra empeñada. Juega al 652 y 032.

Los Sueños: El Libro de Aleyda

CONSEJOS PARA EL BUEN SOÑADOR:

1.- Evite comer y beber en exceso, hasta tres horas antes de ir a la cama. Hágalo cuando tenga sueño. Haga nueve inspiraciones exhalaciones y eleve una plegaria a Dios, antes de acostarse. De ese modo, su mente quedará libre de preocupaciones y su espíritu estará en aptitud de recibir el mensaje de los ángeles.

2.- Tenga siempre en la mesilla de noche, una libreta o cuaderno en blanco y un lapicero o bolígrafo en buenas condiciones. Al instante de despertar, deberá anotarse los detalles significativos, señales extrañas o números percibidos durante el sueño. Debe tenerse presente que el sueño se irá olvidando velozmente, a medida que avance la mañana.

3.- Si desea soñar con algo o “alguien” en especial, debe formular tal deseo concentrándose profundamente. Así se “programa” los sueños. También antes de acostarse, “desee” recordar al día siguiente lo soñado con absoluta claridad.

4.- Si despierta a mitad de un sueño, no olvide anotar los detalles significativos de lo soñado hasta ese momento.

5.- Debe observarse con especial atención: el ambiente, las personas, los actos, las palabras, los colores y la sensación que se experimenta durante el sueño.

6.- Cada siete días, estudie sus anotaciones y saque conclusiones al respecto. ¿Se cumplió alguna de las “predicciones” de un sueño? ¿Fueron oportunas o positivas las anticipaciones del sueño? ¿Cómo se relacionan entre si los sueños? ¿Hay alguno “especial” que se repite mucho (recurrente)?

7.- Procure establecer una secuencia lógica entre los acontecimientos del sueño. Escuche la “voz de su intuición”. Por lo general, es más acertada que cualquier “guía” de interpretación. Cuando no hay ilación lógica en el sueño o cadena de sueños, es posible que el soñador esté en el umbral de un desequilibrio nervioso o psicológico. En tal caso, debe consultarse al especialista médico.

8.- Si resultara sumamente difícil interpretar un sueño, debe formularse la convicción de que a la noche siguiente, el sueño debe repetirse con mayor claridad.

9.- Las pesadillas, suelen originarse por dificultades de digestión, exceso de alimento, bebida o drogas, (café o te, en exceso por ejemplo), o algunas medicinas que pueden contener substancias que alteren la presión arterial o el sistema nervioso. A veces, obedecen a posturas sumamente incómodas que alteran la circulación sanguínea. Descartando todo eso, la pesadilla, puede reflejar un desequilibrio psicológico que amerita una visita al especialista.

10.- Los sueños recurrentes (que se repiten, a veces por años), revelan la resistencia a los cambios por parte del soñador. Muestran una constante de vida y una seria repetición de errores. La “mala actitud” del soñador, que puede ser causa de muchos de sus problemas, atribuidos a “la mala suerte” u otros factores ajenos.

11.-Los sueños que muestran enfermedad, pueden ser advertencias subconscientes, referidas a la realidad. Clínicamente, se ha registrado sueños, que fueron en verdad, un preciso diagnóstico de la enfermedad que sufría el soñador.

12.- Cuando se atraviesa una temporada de dificultades o se afronta un problema de difícil solución, debe pedirse al “Angel de los Sueños”, una inspiración a través de las visiones nocturnas. No debe olvidarse que “la almohada es buena consejera”.

13.-Debe recordarse que los sueños tienen una finalidad asignada por “La Gran Mente Suprema”. Sirven como orientación o advertencia. No deben ser tomados como diversión.

14.- Los sueños, no tienen una orientación única o absoluta. Por eso, deben ser analizados desde todos los puntos de vista posibles. Referencia a experiencias inmediatas, imágenes del recuerdo, frustraciones vivenciales, insatisfacción sexual o amorosa, encrucijadas de vida, etc.

15.- No olvidar que el sujeto principal del sueño es el soñador y sus aspectos vivenciales. Quien sueña, es – durante el desarrollo de la visión onírica- el centro del universo.

16.- Importantes personalidades del Psicoanálisis, las Ciencias Ocultas y la Egiptología, están de acuerdo en señalar que la vida, los recuerdos, los anhelos, los temores, los odios y los amores, nutren la esencia de los sueños. Por eso, el lenguaje onírico, es esencialmente simbólico y precisa de una correcta interpretación. Nota de advertencia.- Los números aportados, corresponden a una alta probabilidad de acierto. En cualquier caso, se recomienda jugar con optimista prudencia.

SIGNIFICADO DE LOS SUEÑOS

KANGURO.- Sueño incongruente. Tratamos de engañar a alguien, pero nuestra mentira es evidente. Mejor es encarar la verdad al precio que sea. Números 077 y 231.

KILÓMETRO.- Nuestra vida se hace rutinaria. Necesitamos introducir variedad y sanas diversiones. No es conveniente jugar por ahora.

EL JOYERO DE LA MUERTE

La siniestra misión de Rentería, era un secreto a voces para los parroquianos del “Club de los Joyeros”, semiclandestino bebedero de náufragos de esta vida, que paradójicamente se ganaban la existencia, elaborando inútiles objetos de oro y plata, pasajeras galas de quienes las destinarían finalmente a las casas de empeño. Esto es, si antes no caían en las garras de los arrebatadores que infestaban esa ciudad carcomida por la descomposición social. Nadie sabrá jamás cómo inauguró Rentería su tenebroso trabajo, ni de qué manera concertaba con sus ocasionales clientes, el precio y momento en que había de cumplirles. Porque él era, una suerte de embajador de la muerte, contratado por los aburridos de vivir, para que en determinado instante, los enviara al viaje sin retorno, mediante el subrepticio deslizamiento en el vaso de licor, de cierto líquido –quizás cianuro – de aquellos que sólo los expertos en moldear el oro y otros metales, conocen por razones de su oficio. Rentería ya casi no trabajaba como joyero. De vez en cuando, alguien que quizás lo conociera de antiguo, lo contrataba a destajo, para elaborar cierta alhaja especialmente sofisticada, capricho de alguna dama con dinero, que los orfebres media caña, gustaban calificar como “obra fina”. Porque este hombrecillo esmirriado, que aparentaba algo más de sesenta años, tuvo sus tiempos de gloria en una de las más prestigiosas joyerías de la capital, pero el paso del tiempo y su permanente borrachera, lo habían ido dejando a un costado del camino. Y una noche, - si hay que creer a quienes lo cuentan- fue contratado sin más, por Giovanni Panizzia, su viejo compinche de timba y francachelas, nada menos que para facilitarle el suicidio, con el mayor sigilo posible. El plan, iba más o menos, así: Panizzia, pagaría mil soles, de los que solía obtener acertando ganadores en las carreras de caballos y el otro personaje, quedaría encargado de lo demás. Sucede que Panizzia, hombre solitario, bebedor empedernido, tipo de extrañas e inconfesables costumbres, se había hartado de la vida. Sin mujer y sin hijos. Sin más amigos que sus alternantes del “Club de los Joyeros” - alcohólicos en su mayoría -, no encontraba razón para vivir más allá de los setenta cumplidos, sin mayores glorias ni esperanzas. Y entonces pues, había urdido su plan de “suicidio perfecto”. Es decir, una muerte rápida e indolora, que lo enviara de frente a la fosa común, donde según anticipaba este hombre sin fe, terminaba todo, para todos. Para el desaparecido romancero Aurelio Collantes, que me contó esta historia, Giovanni, fue el primer cliente de Rentería. Cuando el viejo borracho, apostador buena suerte, derrumbó su testa sobre la mesa, los demás bebedores, intentaron reanimarlo y un acomedido le aventó un vaso de agua fría contra la cara, pero nada. Todo fue inútil, el habitualmente coloradote rostro de trago que solía caracterizar a Giovanni, se iba tornando azul gris, en tanto sus rasgos se endurecían en el rigor final que caracteriza la mueca del adiós en los difuntos. Giovanni, tenía un hermano, Dante, que transitaba parecidos caminos y se limitó a encogerse de hombros aportando cincuenta soles a la “chancha” que hicieron los joyeros, para malenterrar a su cofrade muerto de tan sorpresiva manera. Pero dos o tres, conocían el secreto. Y supieron guardarlo, quizás porque nada hubieran ganado comentándolo con nadie. A partir de entonces cuando alguien renegaba de la vida, lloraba un desamor o maldecía su destino, “arregla con Rentería”,- le gritaban, como quien envía un mensaje sobreentendido, un misterioso argot, un código de enigma. Y la procesión siguió marchando. Contaba Collantes, que una vez realizado el pago del contrato, Rentería rondaba a su “cliente”, a la espera de una señal convenida, el signo del “no va más”, que lo autorizaba a envenenarlo como al descuido, aprovechando una ida al baño, o una distracción cualquiera. Así el candidato a morir, se evitaba el mal rato del balazo en la sien, o la danza macabra de los ahorcados. Simplemente seguía bebiendo, tal como lo había hecho durante gran parte de su vida, hasta apurar sin saberlo, el que habría de ser su trago definitivo. Decía Collantes, que en ciertas ocasiones, Rentería llevó la pócima a domicilio, pero ese es un capítulo del cuento, que ya no se podrá contar. Y a nadie asombraba la noticia de un muerto más en el “Club de los Joyeros”. Ya fuese porque se trataba de alguien sin parientes, que era ya muy viejo, o sencillamente, estaba cansado de vivir. Se enterraba al frío sin mayores ceremonias y eso si, Rentería, siempre aportaba alguito para el cajón o el velorio. No faltaba más. Un amigo, es un amigo, solía murmurar entre trago y trago. La diabólica tarea del embajador de la muerte, de este “joyero del suicidio asistido”, - si así puede llamársele – duró por muchos años. Rentería vivía solo. Un cuartucho del callejón del “Corazón de Jesús”, enclavado en la solitaria calle de “Rastro de San Francisco”, acogía sus malanoches, intoxicado de alcohol, o quizás acosado por su mala conciencia, deliraba vociferando, monologaba con sus demonios internos y a veces, - según los vecinos- aullaba como perro alunado. Las beatas del solar, se persignaban al oír sus gritos y algunas de ellas, hubieran jurado que “Don Rentería, tenía pacto con el Diablo”. - En fin. Dicen que en el fondo de toda creencia, suele haber algo de verdad. Vaya uno a saber. ¿A cuántos desesperados, a cuántos náufragos de ilusiones, ayudaría a malmorir Rentería? Eso es algo que no sabremos jamás. Pero lo que si he sabido, es que una negra noche de esas, la embriaguez de Rentería hizo encender las luces del callejón al estruendo de un vocerío inusitado. Se le escuchaba hablar a gritos, pero con voces variadas. Por momentos un tono cavernoso, lanzaba estentóreo, acusaciones y amenazas terribles. Luego, unos alaridos lastimeros, parecían tartamudear disculpas, coartadas increíbles. Y en fin, se escuchaba una especie de coro siniestro, que gimoteaba de modo escalofriante. El juicio final de los infiernos. - “Está con diablos azules”- comentó Doña Inés, entendida en estas cosas, por haber enterrado a tres maridos borrachos, a los que había soportado las más indecibles barbaridades. Pero los gritos, no eran todo. Por la enrejada ventanuca que ventilaba el cuarto, afloraban azulosos humos malolientes, en los que se percibía el azufre y un resabio hediondo como a huevos podridos. En fin, Rentería era un borracho perdido. Y a nadie asombraría que se hubiera vuelto loco de tanto beber, además de andar hablando consigo mismo, ya que con nadie de la vecindad conversaba nunca. Además, algunas curiosas lo habían visto mezclando extraños líquidos y a veces fundiendo metales al calor de un hornillo que parecía reverberar con fulgores del infierno. Como si esto fuera poco, quienes lo habían atisbado a través de la puerta entreabierta, afirmaban que para revolver sus mezclas, se protegía, con gruesos guantes de jebe y una maltratada vieja máscara de esas, que lucen los soldados en los desfiles de 28. Pero, al día siguiente de esa aterradora noche de humos y gritos endemoniados, Rentería no salió del cuarto. Por lo menos, no lo vio salir nadie del vecindario. Y Doña Inés, experta en los finales imprevistos que suelen acuciar a los borrachos sin remedio, murmuró presagiosa: “a lo mejor se ha muerto”. - Al poco rato, un grupo de asustadas gentes, golpeaba la puerta del tabuco, a las voces de “¡vecino!...¡vecino! “ – y también “¡Don Rentería!”...- Pero nada. El cuarto parecía estar vacío...o quien sabe el Diablo se había llevado al misterioso borrachín. Y entonces pues, ya a eso de las cinco de la tarde, un comité de compungidas vecinas, requirió la presencia de un guardia, para averiguar qué pasaba. El hombre de uniforme, se acomodó la gorra remolón, pensando en “las ganas de joder de estas viejas locas”,- y a su vez, tocó la puerta, con la energía que cabe a un representante de la ley, oiga usted. Y finalmente gritó autoritario: “¡Es la policía!...¡Abra ahora mismo!”...- Pero igual. Nada. Entonces, el zambo Periquín que entendía de abrir puertas, ofreció su colaboración, claro “por tratarse de un vecino”, - por más que el poli lo miró de arriba a abajo, como quien dice “a ti te conozco y sé de las tuyas”, - pero en vista de las circunstancias, no tuvo más que transar con el ladronzuelo diciendo: “¡A ver!...¡Ábrela, pues!”...- Y Periquín ni corto ni perezoso, sacó de su media izquierda una ganzúa y le puso “presión de la firme”, a la chapa, que se resistió en redondo y ni siquiera chirrió. – “Ta trancada por dentro” – sentenció profesionalmente Periquín y se quitó solapa nomás, para no meterse en cojudeces. Vinieron dos guardias más, acompañados de un sargento y finalmente el hacha de los bomberos, hizo astillas la puerta, dando paso a un desolador cuadro. El cuarto estaba vacío y nadie podría explicar cómo y por dónde hubiera podido salir su endemoniado inquilino. Un revuelto infernal había destrozado los escasos muebles, volcando incluso el camastro, en tanto las paredes, mostraban ramalazos negruscos y el ambiente resumaba un vaho chamuscado y pútrido. Y eso, no era todo. Del dintel trasero que daba acceso al pequeño corralillo, cocina, baño, colgaba una gruesa soga rematada en nudo corredizo. Como si una fuerza de otro mundo, hubiera querido ahorcar a un invisible condenado. A un siniestro joyero que se esfumó para siempre. Bueno. Como se dice en estos casos, cuento es cuento y como me lo contaron se los cuento.Pero si usted pasa una noche de estas por la puerta del callejón de Rastro de San Francisco, anímese a mirar al fondo. Seguramente advertirá algunas velas temblonas que la devoción rezada y temerosa de los vecinos, enciende cada noche invocando al Corazón de Jesús, sobre un altarcillo erigido justamente en el cuarto, donde cierta noche, ajustó cuentas....el Diablo.

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